etapa proyectual de un cuentito

  Segundo café con leche de la mañana: hoy, hoy es un día diferente. Porque después de tantos meses, Manuel volvió a sentir el olorcito de la mañana y se sentó en el balcón de su departamento. Se sentó y se fijó que, en primavera, exactamente a las 7.45 por la esquinita del balcón, se asoma un rayito de sol. No me pregunten porqué, pero lo invadió una sensación como de antaño. Y lo miró fijo a Fuser, su gato, y le dijo: "¿vos estabas al tanto de esta situación y no me lo comentaste?" Fuser estiró sus patas hasta el infinito, le devolvió la mirada, se la sostuvo por tres segundos y giró la cabeza mientras pestaneaba pesadamente.
Y era todo raro, porque de repente Manuel se acordó de un montón de cosas que no se acordaba hacía mucho tiempo: se acordó de su casa, de esa casa a la que no volvió más. Y se acordó de las mañanas, de las mañanas hace mucho tiempo. De como en su casa, la de antes, también más o menos a esa hora de la mañana, se asomaba un rayito de sol exactamente igual al que acababa de descubrir. Y se dio cuenta de que era el mismo, el mismo que estaba en el patio. El mismo que vino a visitarlo una vez que Manuel se despertó temprano.

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