quizás para empezar

  Quizás, para empezar, debería empezar por contarles en qué lugar estoy ahora: estoy en mi terraza, en ese lugarcito entre la parrilla y el techo de policarbonato. Por el que hoy, especialmente hoy, circula un aire que me dan ganas de estar acá, contándoles lo que les voy a contar. ¡Sí! por eso estoy acá: para decirles que hoy mientras el día pasaba me pareció, que cuando las estaciones del año cambian nosotros cambiamos a la par. Porque hoy fue un día para transformar.
  Me voy a poner cursi. Lo que pasa es que el compás de las horas se sucedieron hoy tan armoniosamente que a eso de las doce y media de la noche, se me dio por sentir que me podía elevar. Digo las doce, porque recién ahora miro el reloj y me doy cuenta que son las dos. Y escucho la puerta golpeándose con el viento y a las hojas susurrar, y se me ocurre que, quizás, me estoy yendo de tema. Porque eso no es lo troncal que hace a este momento. 
  Por suerte los días se suceden sin parar, y el jugo les estoy pidiendo que le puedan sacar. Y me pone contenta porque sé, que los días como hoy, que hizo este calorcito, que hay este vientito que te invita a usar alpargatas, a ponerte a charlar en la puerta. A sentir cómo, de a poquito, estamos entrando en una nueva etapa del año. Que nos invita a transformar. Y siempre siempre uno puede transformar, pero díganme ustedes: qué mejor momento para empezar una etapa de transición que al compás de las estaciones del año? qué mejor estación para empezar que la primavera?


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