los días en la casa de maría


Día I-Lugar en el que me acomodo, lugar con fuego y cenicero. "Sentirse como en casa" y Newton gato a los gritos con una ardilla.
 ¡Qué raro! ¡Qué música rara se escucha! Newton: ¡Basta! no grites más, que no escucho nada.
Es como estar en una película romántica Sólo que sin enamorado. Quizás si Newton quisiera...
¿Qué onda? ¿Le sonreís a la vida muy seguido vos? ....
Tengo hambre (de nuevo). Qué fiaca levantarse. Pero qué hambre. Me comí la última rodesia al desayuno. ¿Por qué? no la deseaba tanto en ese momento como la deseo ahora. ¡Uh! hay helado en la heladera. Mi teléfono hace ruido: qué paja.. Bueno, comida... ¡Uhhhh! el helado. Qué bien estaría eso. Lo voy a buscar.

Día II- Pucho de nuevo: ahora es el perro el que grita, el de la sociedad protectora. Perdió San Lorenzo: bien. Empató independiente: irrelevante, puto, amargo.  Hicimos un jugo que tiene mucho ajo.
Como que, de reojo, tengo un cuadro que tiene un vidrio y en el vidrio se reflejan las luces del techo. Yo acá de reojo veo como unas lucecitas de navidad. Estaría bueno que fuesen lucecitas de navidad. Como que, a veces, de reojo las cosas se ven mucho más geniales que en la realidad. ¿Será porque al ver de reojo vemos sólo una pequeña parte de la realidad, que nuestra cabeza completa con imaginación? Seguro que los contadores ven la lámpara del techo de reojo: qué tipos forros...

Día III- Desempolvando cosas viejas: María revivió su blog. Hace más de dos horas que está dedicada a esa sola tarea. Y parece que el tiempo se le escurre mientras lo hace. No estoy segura, pero me parece que es muy sano lo que le está pasando.


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